miércoles, 4 de enero de 2012

Desafío día 4

Hoy el día transcurrió sin mayores sobresaltos.
Llevé a mis hijas a la librería "El Ateneo" donde se maravillaron con un montón de libros y dónde le leí a la más chica algunos cuentos.
Son momentos mágicos. Las caritas que ponen al sumergirse en el mundo de fantasía que en ellos encuentran me llena de ternura.
Estuvimos allí un buen rato.
Cuando decidimos salir mi hija más grande me dijo: "Mamá, vos no leíste nada para vos. Si querés buscáte algo y te esperamos"
No se por que extraña razón las pequeñas cosas las mamás las vemos inmensas. Me emocionó que haya notado que estuve para ellas todo el tiempo. Me encantó que me ofrezca esperarme, (considerando que la más chica se quede quieta en el sector pedagogía).
Está creciendo y está viendo más allá de sus intereses y eso me hace muy feliz. Es una nena muy buena, muy especial.
Cuando íbamos hacia la librería pasamos por la esquina del Policlínico donde nació y ella lo recordó y me preguntó queriendo confirmarlo.
Viajé automáticamente diez años atrás. Tan chiquita e indefensa...ahora tan casi mujer.
es una mujercita de bien, un regalo de Dios que con mi amor y el de su papá fue forjando un carácter y una sensibilidad y una responsabilidad ejemplar.
Es así, en gran medida gracias a mí.
Siempre me decían eso y yo contestaba "no, gracias a ella misma".
Esto dejaría por tierra todo lo que muchos psicólogos y psicopedagogos estudiaron por años.
¿Por qué me siento tan incómoda cuando me dicen algo bueno? ¡Porque no me lo creo!
Desafío de hoy: sentirme una excelente madre. Permitirme ver "lo bueno que hay en mí".
Amo a mis hijas y amo el mundo que les creé para que sean justo como son.
¡Hasta mañana amiguitos!




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